La contaminacion ambiental en argentina

En general, la contaminación ambiental en la Argentina es mayor que lo que se podría esperar de un país con un nivel de desarrollo mediano a alto. Estos problemas son consecuencia principalmente del aumento gradual de la población urbana y del desarrollo industrial, junto con un marco de reglamentaciones inadecuado y un déficit de décadas en materia de infraestructura sanitaria y de tratamiento de desperdicios. La capacidad y autoridad institucional para la gestión ambiental está fragmentada entre numerosos organismos en los niveles nacional, provincial y municipal, lo que conduce a la superposición de jurisdicciones, a la debilidad del control y al incumplimiento de las normas. Como consecuencia de esa fragmentación de responsabilidades institucionales y falta de coordinación, se ha producido un marco institucional y regulatorio confuso para la gestión ambiental.
Uno de los mayores obstáculos es la escasez de información ambiental, debido a que hay muy poco monitoreo de la contaminación del aire y de cuerpos de agua, y virtualmente no existen análisis de sus efectos sobre la salud y de otros costos económicos.
Los problemas más serios parecen encontrarse en las áreas urbanas más densamente pobladas, especialmente en derredor de los bolsones de pobreza remanentes, en los principales conglomerados industriales y en los distritos comerciales centrales. También existe la contaminación rural, principalmente la proveniente de las actividades agrícolas y ganaderas, pero sus efectos son menos graves que los de las áreas urbanas.
En este marco, las principales causas de contaminación en nuestro país son:
  1. la contaminación de las aguas subterráneas debe considerarse como el problema de contaminación más importante en la Argentina. Debido a que la fuente principal de la contaminación son los tanques sépticos y, en una medida mucho menor, las aguas residuales industriales, la solución más efectiva es promover la extensión de servicios de saneamiento y agua potable a los barrios de bajos ingresos y áreas periurbanas que actualmente no lo reciben.
  2. La contaminación del aire y el ruido constituyen un problema con repercusiones importantes sobre la salud, las cuales si bien son difíciles de determinar deben ser tenidas en cuenta. Los vehículos a motor son la fuente de contaminación del aire en las áreas del centro de las ciudades y en los principales corredores de tráfico en otras partes. En Buenos Aires, por ejemplo, se realizan mediciones de los gases de la atmósfera a diario. Hay más de 300 mil vehículos de carga en el área metropolitana y entre el 17 y el 19 % de los microómnibus echa humo negro. Sin embargo, no se considera que los costos sociales de la contaminación del sector transporte sean tan serios como los vinculados con otras consecuencias relacionadas con el transporte tales como los accidentes, la congestión, el deterioro del espacio urbano y el ruido.
  3. Los basurales de desperdicios sólidos incontrolados cobran importancia principalmente debido a los desechos peligrosos que se arrojan en ellos. En ausencia de plantas para el tratamiento y almacenaje de tales residuos peligrosos se cree que una gran proporción se desecha en forma ilegal e impropia en basurales al aire libre, tanques sépticos y pozos negros, desde donde lixivian al agua subterránea y a los arroyos locales. Actualmente la solución más accesible y económica es minimizar la cantidad de desperdicios generados por medio de la recuperación y el reciclaje.
  4. La contaminación de las aguas de superficie provenientes de las aguas residuales industriales y de aguas negras sin tratar, es una de las causas principales de daños a la propiedad, pérdidas de espacios para recreación y daños ecológicos alrededor de las principales áreas urbanas y de varios lagos y lagunas interiores. Para encarar el problema, es necesario motivar a las industrias a reducir la generación de descargas por medio de la imposición de las tasas correspondientes y alentar la cooperación entre la industria y los gobiernos a través de planes de acción para el saneamiento ambiental. También es preciso ampliar la capacidad de tratamiento de las aguas negras y se deberá hacer un mejor uso de la capacidad natural de dilución y de autopurificación de los ríos.
 Sobre la base de las consideraciones anteriores, se puede afirmar que las poblaciones humanas y sus actividades son capaces de causar grandes daños al medio, daños que tienen efectos en el bienestar presente y futuro de las personas. Las secuelas de la contaminación y el mal aprovechamiento de los recursos se observan mejor en los países en desarrollo, en donde los costos para el bienestar se cargan en las áreas de salud, la productividad económica y la capacidad del ambiente natural de satisfacer las necesidades de los seres humanos.
En nuestro país, el análisis y el monitoreo del medio ambiente son prácticamente inexistentes en el caso de la mayoría de los contaminantes. Como resultado de ello, no hay una base adecuada sobre la cual adoptar decisiones informadas acerca del manejo de la contaminación ambiental. El establecimiento de un programa integral de control del medio ambiente llenaría una necesidad crítica en este aspecto. Se necesitan más estudios y encuestas interdisciplinarias para establecer cuál es la población que está expuesta al riesgo de las diversas formas de la contaminación ambiental y el grado actual de amenaza al que están expuestas la salud pública y la seguridad como consecuencia de aquella.
En general, los problemas de la contaminación industrial y urbana en la Argentina no son insuperables. Debido a que el medio ambiente sufrió descuido por mucho tiempo, muchas de las opciones de bajo costo para reducir la contaminación todavía no se han puesto en práctica. Sin embargo, a menos que se adopten medidas correctivas es probable que los problemas de la contaminación se hagan mucho peores; al continuar la urbanización y la industrialización, la contaminación creciente de los hogares urbanos (las aguas servidas, la basura y las emisiones de los vehículos), combinadas con las descargas industriales, aumentará la amenaza a la salud pública, erosionará los atractivos de las ciudades como lugares de inversión y posiblemente afectará el comercio de las exportaciones argentinas como resultado de los requerimientos impuestos por los países importadores.
Dado los problemas de contaminación del medio ambiente que enfrenta la Argentina y la multiplicidad de las opciones para encararlos, sería útil integrar los resultados en un plan de acción para que el gobierno lo considere. Además, a pesar de las limitaciones de la información, una estrategia del medio ambiente también debe reflejar una serie bien ordenada de prioridades para la acción. Por consiguiente, la Argentina puede aplicar medidas priorizadas que beneficiarán a la mayor cantidad de gente, o que beneficiarán mayormente a los sectores de menores recursos, o que tengan múltiples beneficios, medidas dirigidas a problemas con efectos mayores sobre la salud, problemas que son recurrentes o con efectos irreversibles y problemas que plantean los mayores riesgos o incertidumbre. Las acciones prioritarias también tienen que ser efectivas en términos del costo, política y administrativamente factibles y estar de conformidad con los presupuestos de inversión, es decir con la capacidad financiera del gobierno.

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