Las consecuencias ambientales de Chernóbil y el peligro radiactivo, 30 años después

Se conmemoran 30 años del accidente nuclear de Chernóbil, considerado el más grave de la historia. El accidente dejó por lo menos 40 muertos directos por la radiación y aún sigue representando una amenaza para el ambiente y la salud mundial.
Muchos muertos indirectos de la tragedia siguen sin poder ser calculados luego de la catástrofe hace 30 años. “Los primeros días no sentimos nada, porque estábamos nerviosos y no sentimos dolor, pero un poco después inició un dolor fuerte de garganta y aparecieron problemas de corazón, de hígado y dolores de cabeza… Mi hija sufre una gran cantidad de problemas de salud por el accidente y mi esposo quedó discapacitado”, narra con la voz quebrada la ucraniana Lyudmila Panasetska, quien vivía a menos de 2 km de la estación atómica.
Como este, miles de testimonios más han contado alrededor del mundo la tragedia en la que se convirtió su vida luego de aquel 26 de abril de 1986, cuando un sobrecalentamiento de 3.000 grados en el reactor nuclear provocó una explosión del hidrógeno que había en su interior, liberando por lo menos 300 veces más material radiactivo y tóxico que la bomba atómica lanzada en Hiroshima.
Una catástrofe de esa magnitud no puede suponer que 30 años después se haya superado todo riesgo medioambiental y en la salud de la humanidad. Actualmente persisten 2.000 toneladas de masa radiactiva debajo del reactor donde se presentó el evento. Lo ideal sería sacarlo, pero “un problema es que el material se está desintegrando y es frágil, y al cortarlo para transportarlo, probablemente llene el aire de polvo radiactivo”, aseguró a la prensa internacional Serguei Parashin, ingeniero en la central desde 1977.
El experto le contó al Nuevo Herald que la tragedia ocurrida hace tres décadas supone solo el 5 por ciento del material total que se dispersó en el aire, lo que crea una idea del desastre que supondría no manejar de forma adecuada la masa que persiste en el lugar. “No sabemos cómo hacerlo”, lamentó Parashin cuando le preguntaron de la forma indicada de tratarlo.
Pero mirando hacia atrás, las afectaciones son incalculables. Hace 10 años, la OMS reunió a 100 de los más prestigiosos científicos para evaluar los resultados reales del accidente nuclear y las conclusiones fueron alarmantes. Catorce6 recuerda algunas de ellas, que siguen aún muy vigentes:
• La contaminación provocada por el accidente ha causado alrededor de 4.000 casos de cáncer de tiroides, principalmente en personas que eran niños o adolescentes en el momento del accidente.
• El traslado a otras zonas fue una “experiencia profundamente traumática” para las 350.000 personas que fueron sacadas de las zonas afectadas, aunque 116.000 fueron evacuadas de la parte más gravemente afectada inmediatamente después del accidente.
• De los más de 200 mil trabajadores de servicios de emergencia y de operaciones de recuperación que estuvieron expuestos a la radiación durante el periodo 1986-1987, se estima que unos 2.200 morirán por una causa relacionada con esa exposición.
• Los elementos estructurales del sarcófago construido en torno al reactor dañado se han deteriorado, con el consiguiente riesgo de hundimiento y liberación de polvo radiactivo.
• Las evaluaciones científicas indican que por lo menos un radio de 30 km del reactor está muy contaminado y hay decenas de lagos cerrados y bosques con acceso restringido. Lo peor es que el área habitable que está cerrada es de 16 km.
Por ahora, los residuos radiactivos seguirán en la zona del desastre en la ciudad, que ahora es fantasma, de Pripyat, cerca de donde llegaron este martes el presidente ucraniano Petro Porochenkoy y cientos de habitantes para llevar flores y velas al monumento de los muertos por la catástrofe. Se calcula que la zona volvería a ser habitable en por lo menos 10.000 años.



Se calcula que deberán transcurrir más de 10.000 años para que la zona de exclusión pueda ser habitable.

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